El autoconsumo eléctrico despega: claves de la nueva energía
Muchas horas de sol han pintado los tejados españoles desde que la energía fotovoltaica se presentó como una alternativa para España en 1984. Pero después de casi cuatro décadas de un crecimiento tímido, solo una pandemia y el confinamiento derivado de ella han encendido finalmente el interés de los hogares por el autoconsumo.
Se instalaron 596 MW de potencia fotovoltaica para autoconsumo en España en 2020, un 30% más que el año anterior. De estos nuevos megavatios, un 19% corresponden al autoconsumo doméstico, un crecimiento sin precedentes.
Los paneles se han unido al tirón del aumento del gasto de los consumidores en equipamiento para hogar, impulsado por los meses de encierro y la puesta en marcha del teletrabajo.
Un ahorro cada vez más codiciado, tras alcanzar la luz nuevos máximos en enero que dejaron una factura encarecida en un 13%.
De hecho, la instalación de paneles fotovoltaicos supone un ahorro de hasta un 30% de la parte variable de la factura de la luz, según Unef. Al respecto, José Donoso señala que si el término fijo de la tarifa en España se reduce del 40%, hasta al menos la media europea (23%), se experimentaría un mayor despegue del autoconsumo en el país.
Rentabilidad a diez años
La inversión en una sistema de autoconsumo puede generar una rentabilidad de hasta dos dígitos. Se estima que el ahorro en la factura de la luz permite un retorno de la inversión en un plazo entre nueve y diez años, en el caso de las instalaciones de autoconsumo doméstico, mientras que, en las empresas, la recuperación se reduce a unos cuatro años.
Por ello, hasta antes del estallido de la pandemia del coronavirus, la energía fotovoltaica tenía mayor popularidad entre las pymes, un protagonismo retado en 2020 por el autoconsumo doméstico.
Además, se ha mejorado la eficiencia de los paneles: se necesitan ahora menos para producir la misma potencia de años atrás.